¿Por qué ser lento no importa?
Muchas veces cuando he empezado a correr con alguien la primera frase que dicen es: “Probablemente soy la persona más lenta”.
Desafortunadamente, he descubierto que muchas personas valoran la actividad de correr en si son rápidos o lentos.
Incluso muchas personas no comienzan a correr por este miedo. Si se les preguntara, la mayoría responderían que están avergonzados por lo lento que son.
Pero lo que no saben es que este pensamiento negativo solo los mantiene alejados de su verdadero potencial.
El poder del pensamiento positivo
Desde una perspectiva de rendimiento, pensar negativamente puede alejarte de alcanzar tu verdadero potencial.
Si piensas que eres lento y te dices a ti mismo: “Sé que soy lento, pero …” condiciona tu mente a creer que nunca podrás ser rápido.
Innumerables estudios de investigación en psicología del deporte han demostrado el poder del pensamiento positivo y la auto-charla.
Los atletas que entran en un entrenamiento o carrera con pensamientos positivos lo hacen mejor que aquellos que van a los entrenamientos y carreras con una actitud negativa.
Si eres negativo y careces de confianza a lo largo de tu entrenamiento, por mucho que entrenes y hables contigo tu condición psíquica echará a perder todas las semanas o meses de preparación.
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El pensamiento positivo comienza con la actitud que tomes en cada aspecto de tu entrenamiento y carrera.
Entiendo que es difícil cambiar tu percepción de capacidad de correr, así que aquí te muestro algunos consejos útiles.
Correr es lo mismo sin importar lo rápido o lento que seas
Aquí hay un secreto sobre correr: La sensación que se obtiene después de una nueva marca personal, la satisfacción de un duro entrenamiento bien hecho, y la decepción de un mal entrenamiento o resultado, todos y cuando digo todos, me refiero a todos los corredores se sienten igual sin importar lo rápido que sean.
Esa es la belleza de nuestro deporte.
No hay diferencia entre el corredor que rompe 30 minutos para el 5k por primera vez y el que baja de los16 minutos. Ambos trabajaron duro, se sacrificaron para lograr su objetivo y experimentaron los mismos desafíos.
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Eso significa que todos los corredores pueden relacionarse entre sí, no importa su velocidad.
He corrido los 10 km en menos de 29 minutos. Y todavía me siento nervioso por terminar en último lugar (a pesar de que soy el último triatleta…)
Por lo tanto, no hay necesidad de tus preguntas o pensamientos acerca de correr con “Soy lento”. Soy rápido y enfrento los mismos desafíos y miedos. Todos los corredores lo hacen.
Siempre hay alguien más rápido
A menos que seas Mo Farah es probable que siempre haya alguien más rápido que tú.
Lo entiendo. Corres 6, 7 incluso 8 minutos el kilómetro y te avergüenzas de llamarte corredor porque mucha gente es más rápida.
Aquí está un secreto: los corredores “rápidos” se sienten de la misma manera.
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Hay corredores que bajan de los 4 minutos incluso 3 y medio y se sienten lentos.
Quién los pillará ¿no?
¿Qué tiene de malo ser “lento”?
Vale, está bien, así que no puedo convencerte de que ser “lento” es todo un marco de referencia. Así que te preguntaré, ¿por qué ser lento importa siquiera?
Los corredores son quizás el grupo más acogedor y amigable de atletas que he conocido junto con los triatletas.
Ningún corredor que conozco tiene un problema de correr más lento por ir con un amigo. Piénsalo. ¿Podrías disfrutar de una carrera con un amigo, incluso si tuvo que reducir la velocidad considerablemente para que terminarais juntos? Apuesto a que sería que sí.
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En segundo lugar, sin importar tu ritmo, lo estás haciendo mejor que el 80% de la población. Estudios demuestran que solo un 20% de la población mantienen unos niveles recomendados de ejercicio.
Espero que con este artículo puedas darte cuenta de que la velocidad es simplemente un estado de ánimo.
Una vez que puedas replantear tus pensamientos sobre tu velocidad y potencial, te abrirás para que sucedan grandes cosas con tu entrenamiento y carreras.
La próxima vez que quieras unirte a un grupo de corredores, correr con un amigo o querer inscribirse para una carrera, pero te pones nervioso sobre “ser lento”, pregúntate: “¿Realmente importa?”
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